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Foto del escritorRamón Rodríguez Morales

LA VIDA

He comparado siempre el hecho de vivir con una bombilla de luz dispuesta a encender cuando pasamos el interruptor de luz al despertarnos y apagarse o caer en latencia al dormir.

No sabemos cuando no prenderá y debemos agradecer el despertar cotidiano. La vida es el conjunto de experiencias que tenemos día a día. La rutina de las labores, los momentos de las comidas y los de esparcimiento, diversión o entretenimientos que practiquemos cada uno. El trabajo, lectura, televisión, deportes, ejercicio corporal, oración, ahora navegar por internet y las redes sociales y muchos otros, seguro llenan a diario la vida de la mayoría.

El vivir depende de los latidos del corazón y la circulación sanguínea, la respiración u oxigenación de los tejidos y el buen funcionamiento de los órganos; podría pensarse que eso es solo lo que nos compete a los médicos, el hacer que el “sistema” funcione correctamente, pero el resultado de los tratamientos y en mi caso los quirúrgicos no sólo dependen de eso sino de lograr que el paciente se sienta bien. Hacerlo feliz con el tratamiento, que lleve lo mejor posible su vida. Sentir que tiene deseos de vivir.

La mayoría de las personas basamos la felicidad en lo que tenemos, el estrato social en que vivimos, lo que comemos o lo que, al ver a los demás, pensamos que deberíamos tener para ser felices y eso es lo complejo de la vida, el cómo vivimos. Eso tiene una parte material, que no tiene relevancia, y espiritual, mental, que es el verdadero sentido de la felicidad. Quiero resaltar que casi todos hemos sido concebidos, somos el fruto de un acto de amor entre una pareja que era feliz para ese momento especial independientemente de si eran ricos o pobres, casados o solteros, pero se amaban.

De lo que decidieron al percatarse de habernos concebido sí depende casi siempre la dirección de nuestras vidas. Nacemos y crecemos en un ambiente particular y aquél en el que desarrollamos nuestra infancia y adolescencia temprana influirá muchísimo en nuestra vida, en el concepto que nos formemos de la felicidad. Padres trabajadores que se esfuerzan día a día por el sustento la educación y el disfrute en la medida de lo posible estarán fundando los pilares de una vida feliz. Padres inconformes, de relaciones difíciles con exigencias materiales fuera de sus capacidades, objetivos irreales, generan un ambiente hostil, a veces triste, en el que la felicidad es temporal, cíclica o estacional que depende de los supuestos logros de la pareja en un momento dado. Esas falsas expectativas o valores transmiten a los hijos un concepto de que la felicidad sea una utopía o ilusión cuando no debería ser así. Cada quien puede y debe ser feliz en su entorno social. El tema es sumamente complejo creo que se escapa de mis manos extenderme en la filosofía de la vida pero el ser médico y cirujano oncólogo me hace trabajar en la manera como aprecian la vida los pacientes que trato.

Los médicos quisiéramos que todos los pacientes que nos consultan hubiesen sido felices hasta el diagnóstico de su enfermedad. Que éste problema de salud lo afrontaran como solo un escoyo u obstáculo que el afectado quiere solucionar para continuar su vida feliz, lo que facilitaría el tratamiento. Pensando en eso, cuando diagnostico un problema quirúrgico, un tumor benigno o maligno en cualquier paciente le aclaro sus dudas, debo abstraerlo de su condición psico-social, tratando de que enfoque su enfermedad como otro problema que se resolverá, se saltará al sanar y volverá a su vida normal. Que vale la pena vivir por más grave que sea su diagnóstico y las incomodidades que pueda generar el tratamiento. Es necesario involucrar a la familia en el apoyo al paciente, felices, sin caras largas, sin transmitirle tristeza por su enfermedad, inquietudes innecesarias. Todo lo contrario, esta situación es el momento de demostrarle el cariño o lo importante que es su mejoría para todos. El que los médicos logremos la curación, la reparación del sistema, dependerá siempre de lo dispuesto que esté el paciente a cumplir las indicaciones, su deseo de vivir.

La vida en la tierra es solo ésta. Por fé o creencias religiosas sin distingo y la manera en que hayamos vivido podemos pensar que nos espera algo mejor después de la vida pero por eso de ninguna manera nos debemos abandonar a una enfermedad por más incurable que se nos diagnostique; hay muchísimas maneras de mejorar la calidad de vida de los pacientes, de aquellos a los que no les podemos ofrecer la curación. Es erróneo pensar o asociar el diagnóstico de cáncer con la muerte. He dedicado otros blogs al abandono en que caen algunas personas cuando se notan un tumor y, en vez de consultar de inmediato, se aíslan lo esconden a la familia dejando que la enfermedad avance, disminuyendo por ende las posibilidades de resolver el problema. Precisamente por eso es que nos esforzamos por diagnosticarlo tempranamente en fases en las que tenemos muchísimas probabilidades de curarlo.

No podemos negar que los tratamientos puedan tener efectos secundarios, colaterales, a veces muy molestos que al fin y al cabo valgan la pena para logar la curación o llevar mejor la vida en los casos que no se curen. El cáncer es complejo y pocas enfermedades se han investigado tanto y se les ha diseñado posibilidades de tratamiento únicos o en conjunto para cada tumor. Esta tendencia es imparable y no está lejano el día en que podamos curar casos más avanzados.

TE INVITO A VIVIR, SOLO TÚ SABRÁS HACERLO BIEN. NOSOTROS TE AYUDAMOS.

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