También estoy harto de usar mascarilla para convivir socialmente. Para mí la mascarilla significa mi trabajo, siendo cirujano la uso en cada intervención que realizo, pero resulta que tengo ahora que usarla prácticamente todo el día. De hecho estoy convencido de que las mascarillas son necesarias, amén del lavado constante de las manos y el distanciamiento social para protegernos de un probable contagio con el virus Covid 19, lo único comprobado realmente.
La vida y el comportamiento humanos definitivamente han cambiado desde el momento que el gobierno chino reconoció que en la provincia de Wuhan, China, se había originado una epidemia viral gravísima y probablemente muchas personas contaminadas habrían migrado de esa provincia a otras regiones de China, a otros países, y al mundo, casi nada. Se reconoció que desde los últimos meses del año 2019 se estaban produciendo casos de síntomas virales más graves que los gripales conocidos e inclusive con una mortalidad inusitada pero fue hasta febrero de 2020 que se alarmó al mundo sobre el problema. Para marzo del mismo año se declaró que se trataba de una pandemia pero ¡ah! que adelantados los chinos, ya habían acordonado la provincia y el problema en su país estaba prácticamente controlado. Mientras tanto en Europa sobre todo y posteriormente norte y latino América la incidencia y mortalidad por la virosis superaron con creces a la de los chinos y aún sigue el problema. Una enfermedad que agota los recursos asistenciales de los demás países fue combatida de manera ejemplar en China y actualmente es el principal productor de los insumos, instrumental y equipos que se utilizan para el tratamiento de la enfermedad. ¿Quién ha ganado con la pandemia? Porque de seguro usted sí sabe quiénes hemos perdido. En la India por ejemplo las consecuencias han sido catastróficas.
Las virosis siempre han sido un problema desde que se conocen como tales. La influenza o gripe común, varía periódica-mente por mutaciones en el virus que la produce, de hecho las vacunas contra la influenza son adaptadas anualmente a esos cambios y se recomienda la vacunación general anual. El zika, y el chicunguya, como se conocieron en América Latina fueron virosis muy problemáticas recientemente. El problema con el virus chino parece ser su alta contagiosidad y el hecho que produce un trastorno inflamatorio severo en los vasos sanguíneos de las personas más sensibles, que induce a trastornos de la coagulación, trombosis de los vasos más finos, capilares, sobre todo a nivel pulmonar, donde más abundan los capilares para el intercambio gaseoso de oxigeno y anhídrido carbónico, CO2, es decir la respiración. La oclusión capilar por micro trombos produce daño en los tejidos pulmonares posteriormente fibrosis, daño definitivo que impide la respiración parcial o gravemente de acuerdo a la extensión de la afectación del tejido pulmonar. Lo que primero se interpretó como neumonías resultó ser daño parcial más o menos importante del tejido pulmonar que en las radiografías se interpretaba como bloques neumónicos pero después se verificó que se trataba de áreas de infarto de los pulmones, trombo embolismo como se ve casualmente en pacientes con várices o trastornos circulatorios de otras causas. No se descarta sin embargo que se añada una o varias infecciones por lo que los antibióticos tienen su papel en el tratamiento de los pacientes complicados.
Como sea, la pandemia originó una carrera científica para el desarrollo de una vacuna eficaz en su prevención y la experiencia en vacunas anteriores ha hecho que se hayan desarrollado varias vacunas en tiempo extremadamente breve en comparación con la experiencia de vacunas anteriores, que requirieron de la comprobación experimental y luego en humanos suficientemente comprobatoria para recomendar o autorizar su uso en la población general. Es inevitable pensar en la competencia por desarrollar la vacuna más eficaz y sobre todo, la que más se venda y produzca beneficios al laboratorio que la venda. Por vez primera en la historia de la medicina se utilizan a nivel mundial vacunas de estirpe genética, destinadas a modificar la información proveniente del ADN o genes nucleares a través del ARN que es algo así como el mensajero del núcleo hacia el metabolismo celular para modificar su comportamiento.
Hasta ahora en apariencia no están dirigidas a los genes propiamente dichos, sino a las órdenes por ellos emitidas para preparar las células ante la agresión viral. Básicamente a impedir que las partículas virales se adhieran a las células de las paredes de los vasos sanguíneos y pulmonares. Las vacunas más “normales” fabricadas a partir de virus atenuados o parcialmente destruidos van dirigidas a aumentar la inmunidad del organismo facilitando su identificación por los glóbulos blancos especializados y aumentando la producción de los mismos para enfrentar los virus, a manera de las vacunas más tradicionales.
Mucho se ha especulado sobre los efectos secundarios de las vacunas anti COVID 19, diciéndose inclusive que modifican el código genético de las personas o cosas así. Se llegó a decir que se inyectaba un chip para codificar e identificar a las personas portadoras e inducir cambios genéticos en las mismas. ¡Qué imaginación! Se ha generado una matriz de opinión en relación a que este virus se estaba desarrollando como arma biológica en los Estados Unidos y fue llevada al laboratorio de Wuhan en China y de alguna forma alguien salió infectado del laboratorio y generó la epidemia local. Investigadores de la ONU y OMS ya han declarado que el origen del virus parece ser animal. Como sea, se originó en China y la historia en algún momento revelará la verdad de lo acontecido. El silencio de los Estados Unidos y otros países es muy extraño y huele a algo como complicidad pero nadie puede comprobarlo. Solo científicos alemanes han sido claros en el sentido de reclamar por investigar las causas de esta pandemia.
El hecho es que estamos ante una virosis agresiva y el problema no se solucionará hasta que un porcentaje importante, algunos consideran mayor que el 80% de la población mundial, esté contaminada por el virus. Nótese que no hablo de infección, ya que las infecciones son producidas por bacterias o seres vivos y los virus no lo son. Los virus son partículas de información genética o ADN con algo parecido a cápsulas o membranas llamadas cápsides. No son seres vivos. Es muy difícil vacunar a la población mundial (quisieran los laboratorios vender 5 mil millones de vacunas), de manera que será la contaminación casi total de la población la que acabará con el problema. Habrá muchos más muertos y muchos más aún sobrevivientes en mi opinión muy personal, antes de que estemos seguros de que podemos llevar una vida normal, sin mascarillas como antes. Fíjese de que antes de esta pandemia, en China y en Japón era muy común el uso de tapabocas en la población normal, no es especulación. Por otro lado ¿quién asegura que no se produzcan fenómenos similares que nos impidan llevar una vida normal en adelante? De alguna manera se pretende mantener controlada a la población.
Como oncólogo hubiese querido que la investigación se hubiese dirigido hacia el cáncer como se ha hecho contra esta pandemia. El cáncer no es un problema tan general y sobre todo no es contagioso. En otras palabras no es negocio dirigir la investigación hacia una enfermedad que no afecta a la población general. Por supuesto que la investigación genética o biológico-molecular tiene tiempo haciéndose en muchos tipos de cáncer pero lamentablemente los intereses económicos van dirigidos hacia las enfermedades que puedan rendir más beneficio económico la investigación. Triste pero cierto. Es así como se invierte mucho más en la investigación de medicamentos y tratamientos contra el cáncer de mama que los demás, porque es el más común, el que producirá más dividendos. De esta manera ser investiga más en procedimientos y equipos para su diagnóstico precoz y seguimiento, es el que da ganancias. Obviar eso sería inmoral. El cáncer produce muchas más muertes al año que el COVID 19. Al igual que las enfermedades cardiovasculares, broncopulmonares y la violencia por armas letales, el tabaco, las hormonas, la alimentación inadecuada y los accidentes de tránsito. Pero los intereses económicos de una u otra manera bloquean la información a la población general o o no la difunden apropiadamente, ¿es que nadie está interesado en proteger su salud?
Una vida saludable es lo que más nos protegerá contra cualquier enfermedad Infecciosa, viral o cancerígena, es mi opinión definitiva. Ejercicio diario no menor de 45 minutos, alimentación balanceada en la que las frituras sean las menores en proporción. Vegetales y frutas en abundancia, pescado en la mayor cantidad posible, carnes variadas y complementos en vitamina C, D, magnesio y zinc. No creo en dietas específicas, pienso que la alimentación debe ser lo más variada posible sin abusar de algo en particular como azúcares, harinas o carnes de animales alimentados con hormonas para aumentar su productividad. Lo de orgánico me suena comercial si no se certifica de alguna forma. En lo que se refiere a la pandemia mientras se logra una vacunación importante de la población mundial, y el llamado "efecto rebaño" por la infección generalizada, volvemos al principio indicando que el uso de la mascarilla que proteja nariz y boca, el distanciamiento social y lavado de las manos y partes expuestas cada vez que sea necesario son las únicas normas de comportamiento efectivas para disminuir la carga viral en caso de tener contacto con alguien infectado y probablemente se nos desarrolle la inmunidad necesaria para combatir a este virus.
ความคิดเห็น