El estómago es quizás el órgano del sistema digestivo que más síntomas produce y que más se ve sometido a medicamentos prescritos empíricamente por familiares, amigos y por los mismos médicos. La acidez, dolor estomacal, náuseas o vómitos y casi cualquier síntoma digestivo es achacado al estómago en primera instancia casi siempre: Toma este antiácido, estas tabletas, toma leche, evita las grasas, no te acuestes después de comer, no leas después de comer, el alcohol te está haciendo daño… En fin muchas recomendaciones que amigos familiares y médicos indican a los pacientes con síntomas digestivos, sin tener en cuenta que, en los mayores de 40 años, deben descartarse 2 cosas importantes: La presencia de una úlcera gástrica o un cáncer. La mayoría de las veces solo se encontrará una inflamación de la mucosa gástrica, gastritis o una úlcera. Pero en ese pequeño grupo en el que se puede encontrar una pequeña lesión precancerosa o un cáncer ya presente, la PESQUISA PUEDE SER SALVADORA. Porque generalmente se diagnostican así los tumores de estómago en estado incipiente o pequeño y la posibilidad de curarlos es mayor.
El estómago es un órgano parecido a un saco al que llegan los alimentos que tragamos y comienza a digerirlos segregando jugo gástrico. Los alimentos y el jugo gástrico se mezclan y se vacían luego en la primera sección del intestino delgado que le continúa llamada duodeno. Los cánceres de estómago tienden a desarrollarse lentamente en un período de muchos años. Antes de que se forme un verdadero cáncer, a menudo ocurren cambios precancerosos en el revestimiento interno (mucosa) del estómago. Estos cambios tempranos casi nunca causan síntomas y por lo tanto no se detectan. En la gastritis atrófica crónica, las glándulas normales del estómago disminuyen o desaparecen. Además, hay cierto grado de inflamación (las células del sistema inmunitario del paciente dañan las células del estómago). La infección por Helicobacter pylori a menudo causa la gastritis atrófica. Otro posible cambio precanceroso es la metaplasia intestinal,en la cual el revestimiento normal del estómago se transforma en células que se parecen mucho a las células que normalmente recubren el intestino. Algunos tipos de la bacteria H .pylori, pueden convertir las sustancias de ciertos alimentos en químicos que causan mutaciones (cambios) en el ADN de las células del revestimiento del estómago. Esto también puede explicar por qué ciertos alimentos, tal como carnes preservadas, ahumadas y/o con sustancias como los nitritos aumentan el riesgo individual de padecer este cáncer.
Los alimentos que se piensa disminuyen el riesgo de cáncer de estómago, como las frutas y las verduras, el aceite de oliva, las nueces, contienen antioxidantes que pueden bloquear las sustancias que dañan el ADN de una célula. Las causas genéticas, mutaciones en el ADN, se piensa que están relacionadas con un pequeño porcentaje de los cánceres de estómago.
Volviendo al tema de la PESQUISA, es la endoscopia digestiva superior o gastroscopia el principal y más seguro de descartar un cáncer de estómago. Se trata de un procedimiento invasivo en el sentido de que se introduce una manguera con un sistema de cámara y fibra óptica a través de la boca, con el que se inspeccionan la faringe, laringe, esófago, estómago y duodeno BAJO SEDACIÓN Y ANESTESIA LOCAL EN LA BOCA, por lo que el paciente prácticamente está inconsciente durante el estudio. Es un estudio costoso, por los equipos en él utilizados, pero bien vale la pena. En otro blog mencioné que en el Japón, donde el cáncer gástrico es muchísimo más frecuente que en occidente, se ha perfeccionado el estudio de las vías digestivas superiores con radiografías contrastadas con líquidos radio opacos (se ven blancos en las radiografías) y aire (se ve oscuro) que permiten visualizar la superficie de la mucosa digestiva, para lo que se hace el estudio progresivamente y se cambia de posiciones al paciente. Requiere de paciencia y técnica pero los resultados en aquel país han sido muy alentadores. El estudio resulta mucho más económico que la endoscopia, lo hacen de manera ambulatoria en centros de medicina primaria e inclusive en clínicas móviles y, al sospechar alguna anormalidad, el paciente es referido a hospitales de referencia que cuentan con lo necesario para el diagnóstico y tratamiento de las lesiones gástricas.
El tratamiento quirúrgico del cáncer gástrico y de las úlceras complicadas implica por supuesto, la resección de la porción enferma del órgano. En los tumores malignos se extirpa el estómago parcial o totalmente con los ganglios linfáticos que se relacionan con el área del tumor y órganos que pueden estar infiltrados por el mismo, el colon o el bazo son los órganos más frecuentes. A esos ganglios cercanos al estómago es donde primero se puede diseminar el tumor y su afectación es un indice pronóstico de lo avanzado que pueda estar la enfermedad en el paciente operado.Las personas, después de seguir la dieta indicada de acuerdo a la cirugía practicada llegan a llevar su vida normal y alimentarse como lo hacían antes, claro, se requiere tiempo. Tan es así, que muchas de las técnicas de cirugía bariátrica, para tratamiento de la obesidad, se basan en la restricción de la capacidad del estómago.
Cuando se encuentra por estudios previos o durante la intervención que el tumor está muy avanzado, se aprecian lesiones metastásicas a otros órganos o enfermedad diseminada en el abdomen, la cirugía no es curativa. La cirugía del cáncer gástrico requiere de experiencia y de estudiar completamente al paciente antes de decidir su operabilidad. Debe informársele el tipo de cirugía, expectativas de curación y probabilidad de terminar en una cirugía de tipo paliativo (no curativa) si no es posible la resección radical del tumor. La quimioterapia tiene también un papel importante en el cáncer gástrico.
Después de intervenidos los pacientes deben ser controlados estrictamente a través de consultas de seguimiento en las que serán profusamente examinados y se les solicitarán periódicamente exámenes de laboratorio, endoscopias y estudios radiológicos para ratificar la curación de la enfermedad o verificar cualquier complicación.
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