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Foto del escritorRamón Rodríguez Morales

ALIMENTARSE PARA OPERARSE


La cirugía siempre es un acto invasivo, agresivo para el cuerpo. Por menor que sea, por procedimientos que hieran menos o dejen menos cicatriz, la intervención quirúrgica en mayor o menor grado constituye una agresión ante la que nuestro organismo reacciona para cicatrizar, defenderse de las infecciones, la inflamación, normalizarse y hasta para responder psicológicamente.

La mayoría de las personas por lo general se encuentran en buen estado físico y de nutrición para la mayoría de las operaciones quirúrgicas comunes. Los cirujanos generalmente percibimos las condiciones del paciente para intervenirse y si dudamos calculamos su Índice de Masa Corporal, como ya explicamos en otro Blog, le solicitamos proteínas totales y fraccionadas y en caso de dudas realizamos una evaluación nutricional más exhaustiva o referimos al médico nutricionista para ello, siempre y cuando el caso lo permita. Lo mejor es que el paciente esté en la mejor condición nutricional posible al momento de la intervención.

En el paciente oncológico, si el tumor ha sido diagnosticado tardíamente o por alguna causa el paciente lo ha dejado crecer indolentemente, es probable que se haya afectado su estado nutricional y hasta el tumor o sus metástasis produzcan efectos adversos en la condición nutricional de la persona. Otras veces el tumor debuta produciendo algún efecto catastrófico como una hemorragia digestiva superior, del esófago o estómago, o inferior generalmente del colon que obligue a intervenir de urgencia, a veces transfundiendo sangre o sus derivados simultáneamente. Otras veces los tumores ubicados en la garganta o el esófago no permiten la deglución ( el tragar) los alimentos, o la lesión crece en el intestino delgado o grueso, produciendo una obstrucción severa que obliga a intervenir de emergencia, a veces sin poder realizar estudios apropiados por la urgencia del caso. Los tumores pueden también perforarse, produciendo síntomas de peritonitis que requieren igualmente ser operados de urgencia. En todos los casos referidos no es posible la preparación nutricional del paciente y tenemos que lidiar con sus condiciones para el momento de la cirugía y tratarlo quirúrgica y nutricionalmente. Muchas veces en estos pacientes utilizamos nutrición parenteral, administrada a través de una vena central como yugular o subclavia para proveerles de proteínas, azúcares y lípidos (grasas) que mejoren su estado nutricional y respuesta a la agresión quirúrgica.

Más frecuentemente en la intervención dejamos sondas que a través de la nariz ubicamos en el estómago o intestino para darle alimentación directa a sus vías digestivas en el post operatorio, es la llamada nutrición enteral.

En la situación ideal, antes de una cirugía electiva y en presencia de un estado nutricional normal o estable, aconsejo al paciente caminar a diario al menos una hora, alimentarse con vegetales y frutas en abundancia, proteínas de origen animal, mucho pescado, demás carnes asadas, horneadas, hervidas, a la plancha más no fritas. Evitar las frituras. Huevos, nueces, poca sal y azúcar son mis recomendaciones de rutina. Complementos de Vitamina C, Magnesio, Zinc y Calcio son de influencia comprobada en la inmunidad y cicatrización. No indico polivitamínicos o medicinas homeopáticas de efectividad dudosa, aunque generalmente inofensivas.

El ejercicio es fundamental cuando hay tiempo para prepararse. El ejercitarse aumenta la masa muscular, los depósitos de proteínas y se utilizan adecuadamente los azúcares como fuente de energía para acumular proteína, quemar la grasa innecesaria y mejorar los mecanismos inmunes del paciente. Siempre aconsejo al paciente para ver de manera positiva su intervención ya que la actitud es muy

importante para la respuesta del el organismo como un todo ante la agresión quirúrgica. Un paciente positivo colaborará al máximo en el pre operatorio cumpliendo las indicaciones a cabalidad y en el post operatorio incorporándose y reaccionando de manera favorable. El paciente negativo, pesimista, por lo general se deja llevar por la apatía, busca razones para no cumplir a cabalidad las indicaciones, es reacio a la movilización precoz, a ejercitarse y eso afecta su respuesta y evolución quirúrgica. La confianza en su médico y las indicaciones es otro factor muy importante a la hora de una intervención quirúrgica. Por ello, si no se siente conforme con la cirugía recomendada o las indicaciones, solicite las explicaciones que necesite a su cirujano es muy importante que tenga completamente claro el procedimiento a realizarle.

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