Son moléculas contenidas en la sangre, plasma u otros líquidos biológicos cuya aparición o concentración están relacionados con la formación o crecimiento de células tumorales, o un tumor maligno en algún órgano del cuerpo. Estas moléculas pueden indicar la presencia del cáncer y pueden producirse como respuesta del organismo a un tumor o por la misma neoplasia. En su mayoría son proteínas de diferentes tipos o fragmentos de las mismas, provenientes de las células tumorales o sus secreciones, es decir, provenir de las membranas, núcleos, citoplasma u otros elementos de la célula tumoral. También puede tratarse de enzimas u hormonas producidas por el tumor. Muchas de estas sustancias pueden ser producidas o encontradas en personas normales, pero a unos niveles muy inferiores a los que observamos en presencia de los tumores.
Otras proteínas que se incluyen dentro de estos marcadores, se identifican en cortes de tejidos tumorales mediante estudios especiales de inmunohistoquimica, asociadas al origen del tumor, o marcan la actividad proliferativa (de crecimiento) del tumor y su susceptibilidad ser tratado con bloqueadores hormonales, como en el cáncer de mama en el que se pueden diagnosticar receptores de estrógenos y/o progesterona, que los haría sensibles a dichos tratamientos.
La mayoría de los marcadores tumorales se encuentran circulantes en la sangre o el suero y se determinan por pruebas bioquímicas muy específicas. Sin embargo hay que tener muchísimo cuidado en la evaluación de los resultados cuando el médico los solicita, ya que aunque dichos estudios pueden ser muy sensibles (registrarlos como aumentados en un alto porcentaje de casos con tumor) pueden no ser tan específicos (que su alteración esté necesariamente asociada a la presencia de un tumor, pudiendo aumentar por otras causas). De manera que el valor DIAGNÓSTICO de estos resultados depende mucho de lo alto que estén cuantitativamente en la sangre de un paciente en estudio y se relacionen con los demás estudios que se le realicen al paciente como radiológicos, ultrasonido y otros.
Los marcadores más comunes son el Ca 15,3 para cáncer de mama, Ca 125 para el de ovario, Ca 19.9 para tumores de páncreas y vías digestivas, CEA (Antígeno Carcino Embrionario en inglés) para cáncer de colon, SPA siglas en inglés para el Antígeno Prostático Específico y muchos otros menos empleados a diario. Como ya aclaré, a menos que los valores sean francamente elevados con relación a los niveles normales en sangre, el valor diagnóstico de estos estudios es limitado. Valores muy aumentados pueden estar en relación con enfermedad avanzada. Sin embargo, cuando después de haber sido tratado por un cáncer determinado los valores de marcadores se encuentran normales, su estudio resulta muy útil para el seguimiento, ya que su posterior aumento puede significar persistencia o recidiva (repetición) de la enfermedad.