El cáncer de cuello uterino o cérvix es considerado hoy día por muchos ginecólogos oncólogos una enfermedad de transmisión sexual, inducido por infecciones por el virus del papiloma humano (VPH, Herpes Papiloma Virus en inglés)) también se ha relacionado con el cáncer de pene , cavidad oral y ano. Los virus son organismos no celulares, por que no tienen una membrana y un núcleo definidos como las células normales sino una cubierta llamada cápside que preserva en su interior ácidos nucleares, ADN y/o ARN, es decir, material genético viral que infltran en las células que infectan dirigiendo o transformando en cierto modo el metabolismo de las mismas al mezclarse con su contenido.
MODELO ATÓMICO DEL VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO, visto por fuera de su cápside
Muy contrario a lo que se piensa, solo una pequeñísima proporción de mujeres infectadas por el VPH, llegan a tener cáncer, lo que depende fundamentalmente de 2 cosas: Que el virus que produce la infección (existen muchos) sea agresivo (cancerígeno) y que la lesión sea detectada a tiempo, tempranamente desde el momento que se produce. La mayor parte de las infecciones con VPH en mujeres jóvenes son temporales, y tienen poca importancia a largo plazo. La mayoría de las lesiones desaparecen en los dos primeros años 2 años producto de la resistencia o inmunidad de la persona infectada. Sin embargo, cuando la infección persiste -entre el 5 y el 10 por ciento- existe el riesgo de desarrollar lesiones precancerosas en el cuello del útero (el cérvix), que puede progresar a cáncer cervical invasivo
El inicio precoz de las relaciones sexuales, la promiscuidad y la falta de protección con preservativo son factores que han contribuido a la extensión de la infección por VPH, al punto que se considere que más del 60% de las mujeres activas sexualmente tengan el virus. Es de vital importancia la educación sexual de los adolescentes que por las razones que sea tienen a veces una conducta irresponsable guiada exclusivamente con el deseo de tener sexo con alguien que no se conoce debidamente, otras veces creyéndose inmunes a estos problemas. Por supuesto que las mismas precauciones son necesarias para prevenir al SIDA, otra infección viral.
Factores como la mala alimentación, estrés exagerado, descenso de la inmunidad personal, maltrato del cuello uterino por sexo violento o mal aseo, predisponen al paciente a exhibir la infección. Me refiero con “exhibir” a que se le vean o noten a los pacientes (ellas y ellos) las lesiones que produce el virus. La mayoría de las veces la infección está presente, pero no se expresa, no produce lesiones visibles en la superficie del cérvix, la vagina o el pene. Puede presentarse en las áreas cercanas a los genitales o expuestas a las regiones infectadas como piel de brazos o mucosa de la boca.
En la piel de la vulva y el pene se presenta como verrugas y en la mucosa vaginal, cervical y el glande masculino como lesiones aplanadas llamadas condilomas. A nivel del sitio infectado se producen una serie de cambios en las células que lo recubren (epitelio) que son identificables a la colposcopia (examen del cuello uterino con lentes que permiten aumentos de 10 a 15 veces) lo que nos permite inclusive pronosticar la gravedad de las lesiones y decidir su tratamiento.
Este virus vive dentro de las células, en su núcleo, y prácticamente transforma su metabolismo. Recordemos que el núcleo celular contiene el ADN, factor genético de la célula. El virus lo modifica y lo hace trabajar para él al punto de que la célula produce mucho glucógeno que genera energía para los procesos virales transformándola, engordándola, de manera que el núcleo queda desplazado a un lado por el contenido de glucógeno en el citoplasma. Esto hace que la célula en el contexto del tejido en que se encuentra luce “ahuecada”, por lo que se llama coilocito (coilos=hueco) a la célula invadida por VPH. Al aumentar el metabolismo celular, aumenta la velocidad de reproducción, las células se agolpan, agrupan unas sobre otras, produciéndose las verrugas y demás lesiones gruesas o elevadas.
Aunque es común detectar la infección con una citología vaginal, lo ideal es que la paciente que acude a la consulta ginecológica se realice una revisión detallada con lentes de aumento (COLPOSCOPIA) del cérvix que permite examinar detalladamente la superficie del cuello y detectar lesiones incipientes alas que se puede tomar biopsia en el momento y llegar a un diagnóstico preciso.
Del tratamiento de las lesiones producidas por el Virus del Papiloma Humano escribiré en un próximo articulo.