En los Estados Unidos de América y otros países es legalmente obligatorio el informar al paciente el diagnóstico de su enfermedad. En Latinoamérica y otros países europeos no es tan imperativo pero el no hacerlo puede tener sus consecuencias. Es común que los familiares prefieran que el afectado no sepa que tiene un cáncer y nos solicitan no decirle su diagnóstico; lo que equivale a mentir al paciente.
Pienso que el paciente tiene derecho a conocer su diagnóstico desde el momento en que es un hecho comprobado y debe recibir toda la información que requiera al respecto. Es muy importante para consolidar la confianza en la relación médico-paciente, sobre todo en mi caso como cirujano cuando se pone en mis manos para ser intervenido por alguna patología y debo explicarle en detalle todas las posibilidades de su operación. Es distinto en los pacientes muy jóvenes y en los ancianos en los que a veces es preferible decirles la verdad “parcialmente” de acuerdo a lo que quieran o necesiten saber. De manera invariable si me preguntan qué tienen y como se tratarán se los hablo verazmente. Hay maneras de decir las cosas para que sean aceptadas sin afectar tanto a la persona y sus allegados. Por lo general el paciente ya conoce su diagnóstico cuando llega a mi consulta, bien sea por que se lo han dicho otros médicos o porque previamente han asistido a consultas de oncología o radiaciones, compartiendo con pacientes que tiene cáncer y se lo imaginan. Ha sucedido que familiares insisten en entrar a mi consulta antes del paciente para solicitarme que no le informe de su diagnóstico y cuando ya he evaluado al enfermo él mismo de solicita no decirle a sus familiares ¿Qué hacer entonces?
Es un compromiso ético el informar al paciente qué se le va a hacer durante su intervención, sus alternativas terapéuticas, su riesgo por su edad y condiciones, probables complicaciones y aclarar todas las dudas que pueda tener al momento de decidir una conducta quirúrgica. También el paciente tiene el derecho de no desear que se le informe al respecto sino que se le opere sea por convicciones de tipo religioso o psicológico. Eso debe respetarse.
La confianza que tenga el paciente a su médico tratante es fundamental para la realización adecuada y precisa de cualquier procedimiento terapéutico.