La glándula tiroides se encuentra en la porción anterior y media del cuello, justamente debajo de la "nuez de adán" y la mayoría de las veces no se ve ni es palpable. Es la encargada de controlar el funcionamiento y crecimiento (metabolismo) de todas las demás glándulas y órganos del cuerpo, a través de las hormonas
tiroideas (tri o tetrayodo tironina, T3, T4). También produce la hormona calcitonina, que regula los niveles de calcio en la sangre. Siendo su labor tan exigente, por múltiples factores es frecuente su aumento de tamaño en uno de sus lados (lóbulos) o su totalidad, lo que se conoce como BOCIO, que se produce más en las personas que ingieren poco yodo, alejadas del mar, por lo que en muchos países se agrega el Iodo a la sal con que se preparan los alimentos.
El cáncer de la tiroides se presenta frecuentemente como un NÓDULO en la glándula que se pueden ver o palpar al examen. La gran mayoría de estos nódulos son BENIGNOS. Su médico le solicitará exámenes de laboratorio para comprobar los niveles de hormonas tiroideas. Los nódulos se deben estudiar con ultrasonido e inclusive punzar con una aguja fina, guiada por el ultrasonido, cuando se quiere investigar si tiene células malignas. En un 90% de los casos los tipos de cáncer que se presentan en la glándula tiroides son curables, se conocen como tumores bien diferenciados y son de dos tipos: cáncer papilar, el más frecuente, y folicular. Por su situación y cercanía a la piel los nódulos se pueden detectar tempranamente.
Próximamente abordaremos la cirugía de los tumores de la tiroides.